sábado, 19 de julio de 2014

Vidas paralelas- Espana 2010 Alemania 2014

Algunos "sucesos extraordinarios" en mi vida me impidieron seguir adelante con el seguimiento del Mundial desde este blog a partir de octavos de final, ahora con un poco mas de tiempo, vamos a tratar de resumir algunas conclusiones sobre este torneo y sus protagonistas. 

Ya ha pasado una semana del final de la Copa del Mundo y sus luces se van apagando como las del circo que deja el pueblo y se aleja por el camino en la noche.

Como hace 4 años en Sudáfrica salió campeón el equipo que a priori llegaba como favorito (por lo menos a jugar la final) y que desde el primer día fue confirmando su condición. Esto sin dejar de mencionar que Alemania, como España entonces, bien pudo haber perdido la final en un partido casi calcado de aquel de Johannesburgo y eso, por supuesto, no habría sido injusto. No hay tal cosa como campeones morales en la final de un Mundial y el equipo que levanta la Copa es el que lo mereció.

Pero los dos últimos campeones fueron los mejores equipos a lo largo del torneo y Plutarco podría escribir un capitulo de sus “Vidas paralelas” con estos dos. Llegaron ambos empuñando la bandera de un fútbol que siempre parece a punto de extinguirse, el que prioriza la posesión en ataque, el que propone ganar por superioridad futbolística, el que no especula con armados tácticos para anular el fútbol del rival.  Ambos enfrentaron problemas en la primera fase, España con Suiza, Alemania con Ghana. Ambos tuvieron que sufrir mas de lo pensado contra algún rival en los papeles menor de la segunda fase, España contra Paraguay, Alemania contra Argelia, ambos alcanzaron su cenit en las semifinales, España contra la misma Alemania en un partido que será recordado por la sublimación del tiqui-taca y Alemania contra Brasil donde, a pesar del desplome emocional de los locales en la primer media hora que explica los 7 goles, la Mannschaft alcanzó niveles de exhibición pocas veces visto en este tipo de torneos.  Finalmente ambos en la final tuvieron que enfrentarse a equipos que eran su opuesto futbolístico, su “kriptonita”. La Holanda del 2010 y la Argentina del 2014 jugaron partidos idénticos, apostando, desde un domo de hierro defensivo y una intensidad feroz (la holandesa bordeando la violencia, la argentina siempre leal), a sacar partido de la “ingenuidad” de los pases laterales y la posesión en ataque para presionar, robar y forzar un contragolpe decisivo para sus delanteros. Entonces, fue Casillas quien doblegó a Robben en dos ocasiones y le permitió a España seguir compitiendo hasta la definición histórica de Iniesta, la semana pasada no fue necesaria la intervención de Neuer, fueron los delanteros argentinos, mentados como los mejores del Mundial antes de comenzar el torneo, los que no le acertaron al arco en tres ocasiones y le dieron la oportunidad a Alemania de seguir luchando hasta el gol decisivo de Gotze. No habría sido injusto que Holanda entonces y Argentina ahora hubiesen levantado la Copa, por ello es aún mas extraordinario y remarcable el logro deportivo de los últimos dos campeones, la extrema competitividad de sus rivales en las finales incrementa la gloria y agranda el paralelismo de sus vidas.

Pero aquí Plutarco tendría que conceder una diferencia fundamental; España llegó al Mundial con una formación calibrada en la Eurocopa ganada en el 2008 y Del Bosque no hizo prácticamente ningún cambio en el equipo a lo largo del torneo, incluso cuando muchos le reclamábamos que jugaba con 10 por el nulo aporte de Fernando Torres. Solo el día de la final y con Torres lesionado se permitió un cambio.  Al final hubo que pedirle disculpas al bigotón, apostó a un equipo y salió campeón con él. Low por su parte hizo todo tipo de cambios y experimentos durante el torneo, modificaciones que le hubieran valido un sinnúmero de críticas en otras circunstancias pero que a la larga, con la Copa abajo del brazo, parecieron un símbolo de la flexibilidad y las variantes del equipo alemán. Empezó la primera fase alardeando de jugar sin 9, alla Barcelona, y termino con el 9 por antonomasia en la segunda fase, Miroslav Klose. El trío Khedira, Schweinsteiger y Kroos, que deslumbró en la semifinal, no jugaron juntos sinó hasta los cuartos de final con Francia, antes Khedira y Scweinsteiger se alternaban el puesto. Y en la final, cuando se cayó Khedira, no entró Gotze, que había sido titular en el primer partido sino el debutante Kramer.  Low guardioleó con Lahm en el mediocampo la mitad del torneo y luego se dio cuenta que se había olvidado de llevar laterales a Brasil y tuvo que devolver al capitán a su posición. Jugó la mitad del torneo con Boateng de lateral y la otra con Boateng de central en lugar de Mertesacker.

Y asi y todo Alemania fue campeón y mereció serlo, recalculando todo el tiempo cual era la mejor forma de aplicar su sistema pero sin despegarse de la idea que generaba su sistema ni un centímetro.

Si en las vidas paralelas de Plutarco encontramos que, en la historia de los grandes personajes de la Grecia Clásica y de la Roma Imperial, se demuestra una herencia y una continuidad cultural evidente, las vidas paralelas futbolísticas de España y Alemania nos confirman algo que sospechábamos antes de empezar el torneo, que la heredera de aquella gran selección del tiqui-taca no era esta España del 2014, lenta y conflictuada sino la nueva Alemania  del fútbol moderno, de la cultura del pase y la filosofía del juego. 


En la semana, si la vida me lo permite, hablaremos sobre Argentina.

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