Holanda y Chile son dos de los equipos que
mejor fútbol han jugado en el torneo
aunque tampoco ellos escapan a cierta irregularidad que hace que hasta ahora
ningún equipo haya jugado los dos partidos en el mismo nivel. En el caso de
ellos su mejor rendimiento se produjo contra España y su no tan buen
rendimiento contra Australia. España es un equipo que se defiende teniendo la
pelota, cuando esa tenencia se vuelve lenta y espesa se incrementan las chances
de interrumpir el circuito por parte del rival con una presión intensa. Holanda
observó prudentemente la posesión española en el primer tiempo, como tratando
de comprobar los rumores de que el Campeón
defensor estaba muy lejos de su mejor forma, cuando se sintió seguro de lo que
tenía enfrente entonces se sacó el miedo y acabó con 6 años de hegemonía española a
base de pelotazos, dinamismo, velocidad y el gran momento de su dupla atacante
Robben-Van Persie. Chile fue menos contemplativo y atacó la circulación
española desde el minuto 1, el gol de Vargas fue un buen ejemplo de una
posesión lenta que se pierde y un ataque a fondo, sin dar tiempo a recuperarse
que concreta.
Australia no juega con la posesión, no
tiene un circuito que presionar y si pierden la pelota no se sorprende ni se
desordena. Pagó el nerviosismo del debut contra Chile pasando los primeros 30
minutos llegando tarde a todos los cruces, perdiendo todos los rebotes y siendo
espectador de la posesión chilena. Luego se tranquilizaron, ajustaron la marca
alrededor de Valdivia y dejaron de ser una presa tan fácil para la presión
chilena. Contra Holanda lo hicieron
desde el principio y en ambos casos, con el recurso de los centros cruzados y
un delantero veterano que sabe mucho, Tim Cahill, dejaron ver que las defensas
son lo más flojo de los equipos que se enfrentan hoy.
Entonces Holanda y Chile juegan un fútbol
parecido (ya establecimos que pertenecen a la misma familia), pero los sistemas
y las intenciones dependen o varían mucho de acuerdo a los ejecutantes y aquí
tampoco hay grandes diferencias. Holanda y Chile tiene recursos humanos
similares. Los extremos Robben y Alexis Sanchez son el mejor jugador de cada
uno de los equipos. Van Persie no jugará por doble amarilla, en su lugar pueden
hacerlo Huntelaar del Schalke (mas probable) o Kuyt del Fenerbahce (menos
probable). Contra Australia entro el juvenil Memphis Depay del PSV y marcó pero
quizás Van Gaal quiera guardarlo como revulsivo para la segunda parte. Chile tiene a Vargas, del Valencia. No vamos a
volver a decir que es mediocre porque marcó un gran gol ante Casillas pero está
claro que no esta al nivel de Van Persie (¿Quién lo está?). Sneijder jugó un
poco mejor contra España, con espacios, que contra Australia, sin espacios.
Arturo Vidal, lo mismo. El chileno es mejor que el holandés pero hasta el día
de hoy sigue entrenándose aparte por su operación y transmite la sensación de
que juega al 70% de lo que realmente puede. De allí para atrás no hay grandes
ventajas. Un preconcepto cultural puede llevar a pensar que los holandeses “siempre”
van a tener mejores jugadores que los chilenos, pero en este Mundial no es el
caso. El fútbol holandés no ha tenido una buena cosecha en los últimos años, a
diferencia de sus vecinos belgas, y traen un equipo que, mas allá de sus estrellas
de ataque, está conformado por jugadores jóvenes de la liga local o veteranos
de ligas marginales. Ni siquiera la legendaria Academia del Ajax, último campeón e histórico semillero de la
selección es el que más aporta a este equipo, el más prosaico Feyenoord tiene más jugadores aquí.
¿Qué los diferencia entonces? Dos
cuestiones, la mayor flexibilidad ideológica de Van Gaal y la diferencia de
gol. Van Gaal será uno de los padres de este sistema de presión, ataque y buen
fútbol pero tiene muchos años en la elite y no come vidrio. Sabe que no tiene
la mejor hornada de jugadores holandeses de la historia precisamente y no tendrá problemas en adaptar y ajustar lo
que sea necesario para acercar a su equipo a la victoria, no hará el papelón de
Van Marjwiik en la final de Johannesburgo del 2010, pero no le temblará la mano
para sacar un atacante y poner un mediocampista si la situación lo pide.
Sampaoli, por su parte, parece atrapado en su discurso maximalista y pareciera
que se descarta cualquier alternativa que no sea jugar a mas de lo que se
juega, aunque a veces no funcione. Y aquí entra el segundo elemento, la diferencia
de gol beneficia a Holanda, que con un empate clasifica primero y manda a Chile
a jugar con Brasil en octavos, exactamente el mismo escenario del 2010 para los
chilenos. Los trasandinos tendrán mucha
fe en su fútbol pero nadie, ni ellos, quieren cruzarse con Brasil en ningún lugar
que no sea la final.
Entonces Chile, por diseño y necesidad,
arriesgara mas, dejará mas espacio también para los movimientos de Sneijder y
las centelleantes carreras de Robben. Holanda intentará ser mas prudente y no
llevará la iniciativa. Los talentos individuales decidirán, en alguna de las
muchas ocasiones de gol que suponemos habrá. Todo invita a pensar que será un gran partido.
Holanda: 2 Chile: 1
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